sábado, 13 de agosto de 2011

La Habitación Azul




Cambia todo en un instante. Escucho la canción de Single, que lo he conocido por Radio 3 con el mítico “Gracias a la vida”. ¿Mi habitación azul? Creo que todos tenemos una habitación así. La habitación azul es aquella donde nadie puede entrar, nadie salvo tu. En mi caso es más grave y sé de sobras que no es un caso aislado. Por que en mi habitación azul se entra, pero nunca se sabe cómo. 


Y lo peor de todo es que una vez dentro no hay puerta, ni ventana, ni siquiera una pequeña grieta que advierta que existe otro lugar salvo ese. Luego simplemente sales, como si fuera un sueño. 
Esta luna he estado muy así. Mientras crecía (la luna, digo) todo en el cuarto se erizaba. Lo bueno y lo malo era un simple recuerdo. Perdón si no me explico. 
Estos días de intercalo “vacacional” tuve la oportunidad de mirarme en un espejo, desnuda. Y además creo que eso será una imagen que ya no pueda borrar. Pero da igual, era necesario. De algún modo debía empezar a decir ciertas palabras sin que necesariamente fuesen mías. Quizás era mejor que esas palabras, ya no las dijera yo, solo una mujer desnuda en un espejo.


Hace días que no escribo nada, así que siento si me pongo un poco ilegible de puro verborreica. El trabajo ha ido como la luna, salvo Gratacós que está en una luna llena perpetua. 
Las vacaciones, como el trabajo. Así que no habido mucho ni de lo uno ni de lo otro, salvo ahora todo junto. Hoy acabé tres tocados para Ibiza (recordemos que hay una pasarela fantástica en Atzaró (Ibiza) junto con Alma Fuyka el 29 de Agosto). Mañana me voy con Roc a mi taller. Entre otras cosas nos pelearemos con los mosquitos, que parece ser que con la soledad del Mercantic cerrado se han envalentonado y nos frien. Sigo con las flores, aunque el otoño me tienta.


Intento imaginar una habitacióm azul más pausada, más quieta. Sin dolor y sin fantasmas. Creo que en algún momento de mi vida fue así. Y es que las habitaciones tienen una necesidad de orden, hábitos propios. Y cuando llega una y lo destorota no hay más que arremangarse y arreglar el destrozo. Y una tiene sus tiempos frente al desorden, cómo explicarlo.


Estuve en Collsuspina, un pueblo sobre la Plana de Vic donde viví hace un tiempo. Me va bien volver por aquello del orden. El pueblo es el mismo pero lo veo aun más bonito. Me emociona la puerta roja de la casa. Me emociona encontrarme a cualquier vecino.
Es extraño que pase el tiempo, una cosa te lleva a la otra y cuando te das cuenta del recorrido se asoma una mueca a los labios similar a una sonrisa ¿será magia? Tantas cosas buenas y malas juntas son las que hacen el camino y, que curioso, hoy mismo todo bien...
Y así estoy, lo siento de nuevo. Hablando sin hablar las cosas parecen verdades a medias. La verdad absoluta es que hoy por hoy mi trabajo me llena, como la luna, como mis días fuera de ese cuarto.
Mi habitación azul menguará con ella y todo seguirá su curso.
De momento vuelvo a la isla el mismo día que mi pequeño vuelve con su quincena paterna. Me lanzo con Funes y una linea de ropa.
Me lanzo a respirar salecita y arena, cargar pilas para los días que sigan, a ver si me quedan los restos de la lluvia de San Llorenç.


P.D Aviso para los que están en Sant Cugat. Mercantic respira a medio gas pero respira. Para los adictos que sepáis que alguien queda con la puerta abierta. Yo mañana… por ejemplo.

LoVE


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