Hay lugares que un día compartimos juntos y que ya no existen.
Lugares que se fugaron con nuestra fuga, como si un ente extraño los alertara de que nosotros ya no éramos en plural y que debían largarse.
Las advertencias no pasan desapercibidas para los lugares.
Ellos se ciñen a aquello que eran y no se reinventan para la pérdida, simplemente, dejan de ser.
Después están aquellos lugares que nada tuvieron que ver con nosotros.
Aquellos que no se construyeron de otras palabras ni de otros gestos, los que solo a fuerza de mirarlos tomaron sentido.
Dentro de mí existe un lugar que no se derrumba.
Un lugar donde todo cabe y es estrictamente necesario que, incluso tu, existas.
En mi mapa corporal, los lugares se sitúan estratégicamente.
Este, mi taller, está colocado en mis manos, en la punta de los dedos.
Y cuando la gente lo pasea disimulo.
¿Alguien sabe las cosquillas de los pasos...?
¡Es septiembre y para mí empieza el año!
Así que feliz año nuevo, feliz camino y felices lugares
Anna Blau
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